Por las venas empieza a fluir la adrenalina cuando se escucha la señal «hemos llegado» después de haber recorrido algunas horas de carretera desde Curití hasta llegar a las inmediaciones del Parque Nacional Cañón del Río Chicamocha donde entramos en la terrecería para llegar a la meseta donde realizaremos el vuelo.

Aquí vemos a el equipo encargado de hacer llevar a cabo esta aventura que te llevará a volar como pájaro a más de 2000 metros de altura.

Montado el arnés en tu cuerpo, el casco y aditamentos el momento llega al levantarse el parapente e inflarse para obligarte a inevitablemente moverte unos pasos colina abajo hasta levantarse el vuelo por los cielos.

La adrenalina inicial no te permite dilucidar que es más fuerte, si la emoción de volar por los aires o el vértigo al despegar. Todas estas emociones se van quedando pinceladas en los monumentales paisajes que logras tener de la sierra.

Contrastes de verde, Fique, cactus, cabras por los cerros, árboles abuelos con sus ramas llenas de Eno, se esparcen en las laderas de las montañas, a lo lejos y luego a lo cerca se divisa el parque Panachi, uno de los más bellos en Colombia, la casetas del teleférico asemejan un mecanismo activado por hormigas así perece por la distancia desde la que te toca mirar.

Hay un momento mágico en el cual el horizonte parece mantenerse estático en el cual no se mueve nada. El viento se equilibra y sólo tienes una fotografía profunda del paisaje suspendido… Vuelas tal cual nube, espacio y tiempo dejan de existir, eres una partícula más flotando en la atmósfera…

Más tarde, atemporalmente vuelven los aires y las ráfagas que con la habilidad de nuestro pilotó te llevan nuevamente a surcar cada montaña.